ESTUDIO DE ARQUITECTURA

 

 

 Con la casa a todas partes

ÁNDALSNES, LA CIUDAD MÓVIL

 

Si bien es cierto que los concursos de masterplan destacan, en ocasiones, propuestas excéntricas e imposibles, el que la ciudad noruega de Ándalsnes convocó en 2010 descubrió al mundo de la construcción cómo aprovechar al máximo y eficientemente una red ferroviaria en desuso de un modo original y factible.

 

En 2010, Ándalsnes, una de esas poblaciones de aires bucólicos que nos saludan desde la cubierta de los cruceros que surcan los fiordos, convocó un concurso internacional para buscar la forma de dar nuevos usos a las infraestructuras ferroviarias abandonadas y desperdigadas por toda la población. Viejos almacenes, y, sobre todo, tramos de vía que, rodeados de una naturaleza casi prístina, merecían mejor suerte de la que corrían. La propuesta que dio a conocer a Ándalsnes en el ámbito arquitectónico no fue, curiosamente, la ganadora, sino la que quedó en tercera posición: A RollingMasterPlan, una innovadora propuesta del estudio sueco Jagnefalt Milton que apostaba por el uso de las vías ferroviarias abandonadas para una nueva clase de infraestructuras movibles: literalmente, hacer real la fantasía infantil del ser humano de poder llevar "la casa a cuestas".

 

 

Pura fantasía hecha cuerpo en construcciones móviles -un hotel, una piscina, una sala de conciertos, viviendas...- que se desplazan por el tendido erroviario a conveniencia, dependiendo de as estaciones, las condiciones metereológicas, etcétera. En definitiva, al capricho y voluntad del hombre, pero que, como señaló uno de los socios fundadores del estudio al aceptar el premio, "no solo es una buena propuesta de la que estamos muy orgullosos sino que, sobre odo, es completamente factible".

 

 

   

El jurado apreció el que el estudio sueco no propusiera un desarrollo urbanístico al uso -manzanas residenciales de nueva construc-ión, inmensas plazas públicas...- y sí el que supiera centrarse en dar nueva vida a la inmensa infraestructura ferroviaria arrinconada en el olvido por años de caída de la actividad maderera e industrial, y darle una nueva utilidad. Como manifestaron en el fallo público, los miembros del jurado quedaron impresionados por la propuesta, en la que confluían un espíritu surrealista con toques de película de cencia-ficción y los sobrios planos y dibujos axonométricos.

 

 

 

 

 

Por ejemplo, el hotel rodante no se parece a un tren sino, más bien, a un conjunto de cajas grandes, de diferentes tamaños y con exceso de carga: una impresión que se desvanece en cuanto se pone un pie en su interior, concebido con las más académicas convenciones del interiorismo escandinavo: habitaciones iluminadas con criterios sosteni-bles, de distintos tamaños y completamente equipadas. Así, los turistas podrían contemplar el campo sin perder un instante en buscar alojamiento, como sucedía por ejemplo en los vagones privados que recorrían los ferrocarriles estadounidenses en el siglo XIX...

 

  

En invierno, las construcciones se ubicarían cercanas al abrigo del centro de la ciudad; y en verano, viajarían por el tendido ferroviario buscando las corrientes cálidas y la sombra de los árboles. En Ándalsnes, la belleza cotidiana de la naturaleza se conjuga en la vida cotidiana de la ciudad. Y pocos modos más sostenibles de hacerlo realidad que con estas construcciones traqueteantes y utópicas.

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